Frantisek Drtikol (1883-1961)
Nadie me enseñó
cómo poner la boca para dar un beso,
ni dónde poner los ojos para que me lo den.
Nadie me enseñó
cómo suspirar las caricias recibidas,
ni dónde poner las manos para escucharte sentir.
Nadie me enseñó
cómo desnudar a un hombre,
ni dónde poner la falda cuando molesta.
Nadie me enseñó
cómo ver el cielo encima tuyo,
ni dónde provocar para que lo veas tú también.
Nadie me enseñó.
Todo lo sentí.