La justicia seducida de Cris L. Vargas
Él no se metió en mi vida
ni en mi casa
ni en mi cama
ni en...
Bueno, en mi boca sí.
Pero no fue él, Su Señoría.
-Y dejo aquí constancia
ante el jurado (sin autoridad
en estas jurisdicciones)-
que a él, adentro,
me lo metí yo.
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