Performance de poesía erótica que conjuga un puesta en escena de poesía y música.

jueves, 28 de enero de 2010

Epitafio inconcluso...


“En contra tuya volaré con mi cuerpo invencible e inamovible, ¡oh muerte!”.
Virginia Woolf


Cuando ella venga a buscarme le dirán...

Que tenía los ojos vivaces y que había recorrido gran parte del mundo como quien va todos los días al mercado.
Que no conocí más revolución que la que ocurría en mi propio cuerpo y en mi propia vida, de la cual me convertí en ferviente guerrillera.
Que tuve una hija con un hombre concebido en la otra parte del planeta y que igual de diferente era a mí como los lugares en los que fuimos a nacer.
Que estuve a punto de casarme con el hombre más equivocado, hasta que un día decidí no serle fiel a nadie más que a mí misma.
Que sentía una desmedida pasión por los libros que me transportaban a los lugares por donde no me habían llevado ni los trenes, ni los aviones, ni los autobuses, ni los barcos, ni los coches.
Que quizás porque, un día, mi padre me contó que, en su niñez, le intrigaba lo que había más allá de las montañas de su pueblo, es que no me puse límites ni fronteras.
Que viví en tres países diferentes y dejé mi estela por aquellos en los que anduve. Y que también parte de ellos me llevé conmigo para transmitir lo que había visto y derribar las fronteras con la espada del conocimiento.
Que si hubiera existido una bandera universal hubiera sido la mía y la hubiera llevado prendida de mi pecho como el más preciado de los broches.
Que un buen día dejé de trabajar porque, era tal la alegría con la que llevaba adelante mis tareas que no las consideraba trabajo.
Que la música y el amor eran mi pan de cada día. Que me sabía casi todas las letras de memoria y nunca me faltó un hombre que quisiera acompañarme en mis locuras.
Que así como cambiaba de ciudades cambié de religión y me atreví a asomarme por la puerta de otros mundos paralelos a través de los oráculos que llegaban a mis manos.
Que casi no conocí enemigos, los que tuve eran, en realidad, más traidores a sí mismos que a mí.
Que compartía todo lo que amaba, hasta la libertad que le daba a cualquiera que quisiera pasar un rato a mi lado.
Que amé, amé, amé...
Y amé, amé, amé, amé...
... ...
...

Y que...
...sin duda...
...fui muy feliz...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos un aullido, un cacareo o lo que quieras. ¡Queremos oirte! Muchas gracias...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...